Ourense distingue a los mejores. Prensa. El Correo Gallego. 14/04/2018

Ourense distingue a los mejores

NO es frecuente en esta España de los Abel Sánchez encontrarse con instituciones que, lejos de practicar ese deporte nacional de la envidia que tan bien retrató Unamuno, se adornen desde quienes las dirigen de la sensibilidad necesaria como para mostrarse orgullosos de los suyos, de aquellos de entre ellos que destacan en cualquier orden de la vida y entiendan de justicia reconocer esa valía con el aplauso y el reconocimiento públicos .

Del mismo modo, hay galardones que, además de significarse por su importancia y por el acierto de las personas a las que distinguen, se hacen más relevantes por mostrar -por omisión ajena- las vergüenzas de otras académicas sociedades nacidas para acoger en su seno a esas destacadas figuras y que, lejos de ello, resultan marginadas por no prestarse a la feria de las vanidades y endogamia que marcan el discurrir institucional. Tanto más lamentable por cuanto son esas personalidades las que debieran dar sentido y saber a esas corporaciones tan pretendidamente doctas.

Hay, por último, personas de tan singular valía que son capaces de dedicar toda una vida de abnegada entrega y meticulosa erudición a aquellos ideales que marcan su existencia y siguen en ella, a prueba de indiferencias o desdenes, por la principal razón de ser coherentes con ellos mismos. Tantas veces a costa de sus escasos haberes y ayunos de esas sinecuras que la oficialidad prodiga con tanta generosidad para premiar la mediocridad.

En un acertado ejemplo de la sensibilidad que se señala al principio, la Diputación de Ourense acordó conceder la Medalla de Oro de la provincia al filólogo y entógrafo Eligio Rivas (1925, Xunqueira de Ambía), cuya larga vida se ha proyectado siempre en el estudio y el amor a esta tierra. Rivas, ya reconocido antes con el Otero Pedrayo y la Medalla Castelao, es ahora doblemente profeta en su tierra al sumar el importante galardón provincial al más modesto, pero de similar emotividad de cercanía que le dieron sus paisanos del patronado del Museo da Limia, el primer premio Pedra Alta, en representación de la amplia comarca tan bien estudiada por este religioso de los Padres Paúles.

Resulta ocioso, además de imposible por la limitación de estas líneas, resumir el amplio bagaje de las varias decenas de libros y los miles de eruditas páginas que Eligio Rivas deja en beneficio y para la posteridad de los estudios etnográficos gallegos, de toponimia, la onomástica, la lexicografía o sus documentadas aportaciones históricas al Camino de la Plata, de tan especial querencia suya. Actividades que no menoscabaron su ánimo y voluntad para impulsar, además, la reconstrucción de una ermita en la sierra de San Mamede o crear la premiada aula de la naturaleza de Corcerizas, única en España en aprovechamiento de energías renovables.

La Ourensanía, ese afortunado concepto de autoafirmación que la Diputación supo promover como continuidad del otrora esplendor cultural tan presente en la provincia, se reivindica en esta medalla de oro a un hombre ejemplo de lo que Otero Pedrayo, llamaba «catador dos viños espirituales» que «eternos estudiosos… viven sempre na curiosidade da adolescencia». Tal que el bueno y sabio de Elixio Rivas.

Enlace El Correo Gallego:

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